En su primer día como consejera de participación, Jazmín Enríquez ha enfrentado el desafío de tomar las riendas de un organismo conocido por su polémica. A pesar de la controversia que suele rodear al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), Enríquez ha querido dejar claro que el organismo es completamente independiente en su funcionamiento. Enríquez, quien asume el cargo en un momento de transición clave, se comprometió a mantener la autonomía del CPCCS y a abordar las críticas de manera constructiva. Su llegada marca un cambio significativo tras la renuncia de Mishelle Calvache, quien dimitió para postularse a la vicepresidencia en la fórmula junto a Jan Topić.

El nombramiento de Enríquez no solo es un cambio de liderazgo, sino también una oportunidad para redefinir el papel del CPCCS en la política ecuatoriana. La ex consejera Mishelle Calvache, quien dejó el cargo para seguir sus aspiraciones políticas, había estado en el centro de varios debates sobre la gestión del organismo. Enríquez tendrá la responsabilidad de gestionar este órgano bajo un intenso escrutinio público y de demostrar su capacidad para operar con transparencia y eficacia. Su desempeño será clave para determinar si el CPCCS puede superar su reputación controvertida y cumplir con su misión de fortalecer la participación ciudadana y la rendición de cuentas.