El dedo apunta hacia las mafias, pero la confusión reina cuando se trata de identificar quiénes son realmente los responsables de la situación actual. Algunos han prometido acciones contundentes, otros han amenazado con hacerlo, y hay quienes, aunque parecen ser provocadores, no parecen encajar en este escenario. Las acusaciones dirigidas al correísmo, en un intento de “carga montón”, ignoran un hecho fundamental: el alcalde de Quito es parte de la Revolución Ciudadana. Este dato plantea interrogantes sobre la verdadera motivación detrás de estas acusaciones. En cambio, la referencia a los narcotraficantes cobra sentido, ya que su modus operandi ha demostrado ser sembrar el caos, tal como lo viví durante mi tiempo en las fronteras de México.

La situación actual es alarmante, y es esencial que la ciudadanía se mantenga unida frente a las adversidades. No se debe esperar nada de un gobierno que ha demostrado su ineficacia. La reciente reaparición de Daniel Noboa no responde a un genuino interés por el bienestar del país; de hecho, su regreso se debe a la presión de su millonaria campaña, que está en riesgo de desmoronarse. Ante la inacción y el desinterés de las autoridades, el pueblo debe estar más cohesionado que nunca, consciente de que el verdadero desafío radica en desmantelar las estructuras mafiosas que buscan desestabilizar al país y que están muy lejos de ser un problema exclusivamente político.