La canciller Gabriela Sommerfeld expresó su profunda preocupación por las tensiones crecientes entre los ecuatorianos, subrayando que es lamentable ver cómo la ambición por el poder puede generar conflictos internos tan intensos. Estas declaraciones se dan en medio de la controversia generada por la denuncia de Verónica Abad en su contra y contra el presidente Daniel Noboa. Sommerfeld destacó que esta situación refleja una realidad preocupante: la lucha por el control político parece no tener límites, y ello está fragmentando al país en un momento en que la unidad debería prevalecer.

Además, Sommerfeld rechazó enérgicamente las acusaciones de violencia política de género que se le han imputado, calificándolas de injustas y descontextualizadas. Según la canciller, su actuar se limita a la implementación de un decreto presidencial, lo cual ha sido interpretado por algunos como un ataque personal en lugar de una acción administrativa. Sommerfeld enfatizó que su intención no es perpetuar divisiones, sino cumplir con su deber dentro del marco legal, lamentando que su gestión se haya convertido en un motivo de discordia en un ambiente político ya de por sí tenso.